¿Por qué a veces una tostadora te cambia la vida?
A veces en la vida hay que cambiar de dirección y no para
seguir un nuevo camino, sino para poder seguir con el que teníamos. Nunca os ha
pasado que os levantáis un día y ya nada es igual? Ni el café sabe a café, ni
el pan a pan, ni la mantequilla a mantequilla. Al principio, creeréis que se
trata (pobres ingenuos), de un virus estomacal y que pasará pero conforme
avanzan las horas y luego, los días todo seguirá igual. Todas las cosas a tu
alrededor parecen desalmadas y la tristeza, poco a poco, se abrirá camino en tu interior.
Es el momento de no esperar más, de un cambio, de
renovarse o morir… Si, morir. Morir por dentro. Es la peor manera de morir. Y
podéis llamarme dramática y lo que os apetezca, en el fondo me entendéis porque
esta no es una situación que me haya inventado yo. Ocurre con cierta frecuencia
a cualquiera, sin excepciones.
Yo suelo echar mano del feng shui: recolocar los muebles
como si por dentro me recolocase a mí misma, comprar cosas nuevas, cambiar la vieja
tostadora, esa que tiene los cables pelados de tanto andar enchufando y desenchufando
y que en vez de tostar, electrocuta las tostadas cada mañana, y quizás también
la depiladora, esa que creías moderna y a la última y descubres que ahora, las
nuevas te dan masajes anti-dolor y tienen visión light (de luz no de bajo en
nada), para que se vean incluso el vello rubio que ni sabíamos que teníamos. En fin, somos seres complicados,
y cada uno tiene su método, en esta web
yo me “descomplico”. Es una tienda que también vende online desde electrodomésticos
a ropa y complementos. Todo lo preciso para una renovación del hogar sin mucho
esfuerzo, si quiero, hasta sin moverme de casa. Es que cuando estoy así,
necesito girar y girar pero sin marearme mucho.
Y tampoco es que de repente me entre la fiebre del
consumo, la que si se consumía era yo, estar
parada, permanecer igual siempre, como anclada en el tiempo. ¿Sabéis lo que hace
el águila? El águila vive 70 años, casi como nosotros los monitos espabilados,
con la salvedad de que a los 40 años, estas impresionantes aves toman una
terrible decisión… renovarse o morir. Sus uñas están comprimidas y son
demasiado flexibles, hasta el punto de no conseguir asir a las presas que le
sirven de alimento. Su pico se curva, y apunta contra su propio pecho. Sus alas
están viejas y pesadas. Volar, cada día se hace más difícil. Entonces, solo tiene dos opciones: morir o enfrentarse
un desgarrador proceso de renovación que durará 150 días.
En este proceso el águila se aísla en un nido colindante
a un paredón que le servirá como instrumento contra el que se arrancará el
pico, golpeándoselo, una y otra vez. Después
esperará a que le salga un nuevo pico con el que se arrancará todas y cada una
de las uñas. Por si no fuera suficiente, con las nuevas uñas se desplumará a sí
misma y esperará, tranquilamente en el nido, a que salgan y poder volar, siendo
entonces una ave nueva para realizar el famoso vuelo de renovación que le
dará 30 años de vida más.
Supongo que soy águila vieja de cuando en cuando y
también tengo la necesidad de deshacerme de cosas inservibles que solo
conservaba por debilidad y el mal llamado cariño. Hay que saber enterrar las
cosas y cambiar… y es que, a veces, una tostadora te cambia la vida.