Sin que me tomen el pelo
Me hago mayor… sí… y como la
gran mayoría, lo acepto, mitad con resignación, mitad con disimulo por si los
demás, que también envejecen, por un casual, no se dieran cuenta, ya sea por despiste,
mala memoria o la pérdida de visión propia de la edad... No me juzguen, qué les
conozco. Tampoco es una idea tan descabellada… Al fin y al cabo, me cuido más
que antes: como mejor, hago más deporte, gasto más en ropa y me apunto a todo
lo que se ponga de moda y suene guay: yoga, pilates, running… pero el subconsciente
siempre tiene curiosas formas de recordarnos lo que, en parte, queremos
olvidar. Es jodido y poco práctico tener inteligencia cuando queremos hacernos
los tontos.
Y entonces… ¡ay!, pasa lo que
pasa. Después de tanto trabajo aparece un cepillo y se lleva todo al traste. Un
simple cepillo, el mismo de siempre con el que nos peináramos antaño pero que
ahora parece que nos esquile. ¿Cómo se puede caer tanto el pelo en un solo día?...
¿Quiénes somos, de dónde venimos, adónde vamos?
En fin, puedo aceptar mis
arrugas con un mínimo de dignidad pero lo que una mujer de los ochenta, medio
rockera, medio heavy, medio Ché Guevara, nunca puede perder sin plantar batalla
es su melena.
Ahora estoy con los famosos
remedios de la abuela, la típica cucharada de miel en ayunas que lejos de saber
dulce a mí me sabe amarga por curiosidades de la vida, y la levadura de cerveza…
que no tiene nada nada que ver con cuando te la tomas en la botella. Ni punto
de comparación. Doy fe. Igualmente estoy mirando clínicas y profesionales
médicos de confianza que me ayuden en mi problema sin que me tomen el pelo. En esta página web encontré un servicio de
restauración capilar que me convence, cosa nada fácil por otra parte.
Hay mucho oportunista que se sube al carro de un brinco y sin preparación, y
luego pasa lo inevitable. Nunca os pongáis en manos de personas sin preparación
ni para un simple corte de pelo o una limpieza de cutis. Además de no estar
preparados, utilizan técnicas y productos baratos y no homologados. Con la
salud no se juega… ¡Jo! Otra vez el subconsciente. Me pongo seria al hablar de
salud lo cual es indicativo de cierta edad en general y grado de paranoia
propia.
Lo que también es cierto es
que se habla mucho de los hombres con calvicie,
pero no tanto como problema estético de la mujer y también nos pasa. Curioso,
¿no? Sin traumas, ni vergüenza yo me voy a mirar lo mío de fuera de la cabeza,
total, lo de dentro ya no tiene remedio. Siniestro total.